La capilla ardiente de Benedicto XVI abre para el ultimo adios de los fieles
CIUDAD DEL VATICANO — El cuerpo del papa emerito Benedicto XVI, con la cabeza apoyada sobre un par de almohadas carmesi, yacia en la basilica de San Pedro el lunes mientras miles de personas desfilaban para rendir homenaje al pontifice que conmociono al mundo, al jubilarse hace una decada.
Cuando amanecio, 10 Caballeros Papales con guantes blancos, asistentes laicos de pontifices y casas papales, llevaron el cuerpo en una camilla de madera cubierta de tela despues de su llegada a la basilica a su lugar de descanso frente al altar principal bajo el imponente dosel de bronce de Bernini. .
Un guardia suizo saludo cuando el cuerpo fue introducido por una puerta lateral despues de que los restos de Benedicto XVI, colocados en una camioneta, fueran trasladados desde la capilla de los terrenos del monasterio donde el cada vez mas fragil expontifice de 95 años habia fallecido el sabado en la mañana.
Su antiguo secretario, el arzobispo Georg Gaenswein, y un puñado de mujeres laicas consagradas que sirvieron en la casa de Benedicto, siguieron a pie la camioneta en una procesion silenciosa hacia la basilica. Algunas de las mujeres extendieron una mano para tocar el cuerpo con respeto.
Antes de que se permitiera el ingreso de los fieles de base a la basilica, se entonaron oraciones y se solto una pequeña nube de incienso cerca del cuerpo, con las manos cruzadas sobre el pecho.
Justo despues de las 9 a.m., las puertas de la basilica se abrieron para que el publico, algunos de los cuales habian esperado durante horas en la humedad antes del amanecer, pudieran presentar sus respetos al difunto pontifice, quien se retiro del papado en 2013 para convertirse en el primer Papa en hacerlo en 600 años.
Fiel y curioso, el publico avanzo con paso rapido por el pasillo central para pasar junto al feretro cubierto de tela despues de esperar en una fila que a media mañana serpenteaba alrededor de la Plaza de San Pedro.
El cuerpo de Benito estaba vestido con una mitra, el tocado de visera de un obispo y una capa roja.
Filippo Tuccio, de 35 años, llego desde Venecia en un tren nocturno para ver el cuerpo de Benedict.
“Queria rendir homenaje a Benedict porque tuvo un papel clave en mi vida y mi educacion. Llegue aqui alrededor de las 7:30, despues de salir de Venecia anoche”, dijo Tuccio.
“Cuando era joven participe en las Jornadas Mundiales de la Juventud”, dijo el peregrino, refiriendose a las juergas de jovenes fieles que se realizan periodicamente y a las que asisten pontifices. Tuccio agrego que habia estudiado teologia y “su pontificado me acompaño durante mis años universitarios”.
“Él fue muy importante para mi: por lo que soy, mi forma de pensar, mis valores. Es por eso que queria despedirme hoy”.
La visualizacion publica dura 10 horas el lunes en la Basilica de San Pedro. Doce horas de velatorio estan programadas para el martes y miercoles antes del funeral del jueves por la mañana, que sera presidido por el Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro.
Los funcionarios de seguridad esperaban que al menos 25,000 personas pasaran junto al cuerpo el primer dia de velatorio.
En dos lados de la columnata de la plaza, los espectadores pasaron por las medidas de seguridad habituales requeridas para los turistas que ingresan a la basilica: pasar por detectores de metales y revisar las bolsas a traves de una maquina de rayos X.
Marina Ferrante, de 62 años, estaba entre ellos. La romana llego una hora antes de que se abrieran las puertas y se emociono cuando explico por que habia venido.
“Creo que su principal legado fue enseñarnos a como ser libres”, dijo. “Tenia una inteligencia especial para decir lo que era esencial en su fe y eso se contagiaba” a otros fieles. “Lo que pense cuando murio fue que me gustaria ser tan libre como el”.
Aunque aventuro que el timido eclesiastico y teologo aleman y el actual pontifice nacido en Argentina tenian temperamentos diferentes, “creo que hay una continuidad entre el y el Papa Francisco y cualquiera que entienda la relacion real entre ellos y Cristo puede ver eso”, dijo Ferrante.
Un hombre estadounidense que vive en Roma califico la oportunidad de ver el cuerpo como “una experiencia increible”. Mountain Butorac, de 47 años, originario de Atlanta, dijo que llego 90 minutos antes de que abriera el amanecer y salio de la basilica media hora despues de que abriera.
“Amaba a Benedicto, lo amaba como cardenal (Joseph Ratzinger), cuando fue elegido Papa y tambien despues de su retiro”, dijo Butorac. “Creo que era una especie de abuelo de la gente que vivia en el Vaticano”, continuo.
Vino al Vaticano a orar por Benedicto cuando estaba enfermo, “asi que queria estar aqui hoy para despedirme. Creo que el y Francis eran cercanos, se preocupaban el uno por el otro”, dijo.
Con la suave interpretacion de un organo y un coro de “Kyrie Eleison” (“Señor, ten piedad” en latin) de fondo, los ujieres movieron a los simpatizantes a un ritmo constante por el pasillo central de la basilica y luego los empujaron suavemente hacia adelante, diciendo: en italiano, “avanti” (seguir adelante) para mantener el ritmo rapido. Alguien dejo una rosa roja.
Algunos personajes importantes tuvieron un momento ante el publico en general para presentar sus respetos, incluida la primera ministra italiana Giorgia Meloni, la lider de extrema derecha que en el pasado expreso admiracion por las inclinaciones conservadoras de Benedicto XVI.